Hace unos días techaron los
estacionamientos de la empresa donde trabajo, una estructura para los jefes,
otra para los trabajadores y otra para las visitas. Esto producto de la
preocupación de la empresa por dar una mejor calidad de vida a los trabajadores
y sus pertenencias. Todo bien hasta que una mañana un gerente saco al
estacionamiento de la jefatura a un grupo de trabajadores para explicarles que aquel sitio era
exclusivamente para supervisores y que cualquiera de ellos que osara estacionar
allí seria amonestado severamente.
Esto causó molestia en el grupo
de trabajadores y enseguida me comentaron los detalles de la conversación. Con el fin de abuenar los ánimos y restablecer
el amor propio, les dije que todo esto era para organizar de mejor forma los estacionamientos y cuando los jefes no estén los pueden usar sin
inconvenientes.
Esta situación me hizo
reflexionar sobre la mentalidad de las empresas
japonesas. Donde los trabajadores y los jefes utilizan los mismos baños, casino
e incluso el mismo estacionamiento.
Cuando un Japonés llega a su trabajo estaciona al final de recinto con el fin
que su par (jefe o trabajador) que llega más tarde no se atrase buscando donde
estacionar. Todo esto con el fin de que los procesos productivos sean más
eficientes. Quizás esto se da por un tema práctico o bien valórico. Lo
cierto es que como trabajadores chilenos todavía
estamos lejos de esta realidad.
Vivimos sociedad donde unos y
otros compiten para establecer la diferencia, cuando lo práctico y útil seria que unos y otros trabajaran en pos
del beneficio reciproco.