Una tarea inconclusa de la concertación

Por Juan San Martin
Sindicato CIC Muebles.


Durante el ministerio de Osvaldo Andrade se anuncio una serie mejoras en la ley laboral que apuntarían al mejoramiento de la negociación colectiva y fortalecería las instituciones sindicales. Una de estas medidas y quizás la más esperada por los trabajadores, era el reestablecimiento de la titularidad del sindicato en el proceso de negociación colectiva.

Históricamente el sindicato y la huelga, eran instituciones de los trabajadores que se organizaban colectivamente para negociar con su empleador. Mediante esta forma los trabajadores chilenos consiguieron muchos de los derechos que hoy tienen. Sin embargo durante el gobierno militar, en tiempos en que José Piñera era ministro del trabajo. Se termino con el derecho del sindicato de ser el único interlocutor en la negociación y también se incluyo la contratación de personal de reemplazo en periodo de huelga, dejando a los trabajadores chilenos sin el derecho universal a la huelga efectiva. No conforme con estas medidas se crean los grupos negociadores con el fin de sustituir a los sindicatos en las empresas donde no los había, sin derecho a huelga como tampoco a fuero para sus representantes. Todo esto para favorecer el crecimiento de las empresas.

Sin embargo con el tiempo muchos empresarios colocaron a competir a estos grupos negociadores con los sindicatos. Con el fin de desalentar la afiliación sindical y despotenciar la negociación colectiva de estos. Creando una suerte de divide y gobernaras, lo que ha acarreado unas serie de abusos y precariedad laboral. Además del estancamiento en las aspiraciones reivindicativas de los trabajadores especialmente del sector privado. Todo esto amparado en una ley impuesta en tiempos de dictadura y que ha permanecido hasta hoy garcías a la falta de voluntad política, especialmente de los sectores de derecha. Esos mismos iluminados que hoy dicen tener la fórmula para mejorar el empleo y todos los males habidos y por haber.

El tema es que ya hace más de dos años que se anuncio con bombos y platillos el esperado proyecto de mejoramiento de la ley laboral. Y al igual que muchos otros compromisos que ya cayeron al olvido. Hoy nuevamente cual caballito de batalla son parte de las promesas de la campaña oficialista a la presidencia. El hecho es que hasta la fecha aun los asalariados chilenos seguimos esperando con la esperanza o ingenuidad. Que un futuro no muy lejano podamos sentarnos a negociar con nuestros patrones, como lo hacen muchos trabajadores de los países industrializados. Con dignidad y respeto reciproco.