Por Juan San Martin

Hace unos días atrás un periodista de un semanario de Concepción. Me pregunto sobre la solidaridad de los sindicatos con respecto los despidos ocurridos en CIC. Fue una pregunta bastante complicada de responder, debido a la realidad que vive hoy nuestro sindicalismo.

El tema es que hace bastante tiempo que se viene predicando sobre lo necesaria que es la unidad de los trabajadores. En especial cuando se trata de defender sus intereses y se necesita su solidaridad en momentos difíciles. Pero, al igual como hace ya bastante tiempo que la idea de la unidad no prende en los trabajadores y en sus líderes.

Quizás dicha reticencia tenga que ver con un tema histórico puntual. Ya que cuando volvió la democracia alrededor de los años 80, muchos trabajadores esperaban que se restituyeran derechos individuales y colectivos. Devolviendo al sindicalismo las herramientas que le permitían tomar un rol protagónico dentro de la empresa y también en el que hacer nacional.

Para muchos trabajadores esta situación no se dio a causa de la participación de la CUT en el llamado acuerdo marco. Esto provoco la división de la multisindical atomizando al sindicalismo chileno.

Hoy en día las mutisindicales y las confederaciones compiten entre sí para ganar asociados, y ganar mayor representatividad y de paso obtener recursos. Es natural que ante esta realidad a los líderes actuales no les entusiasma la idea de la unidad.

Otra razón de la falta de unidad los trabajadores, tiene que ver la falta de conciencia de clase. Muchos trabajadores no se identifican con el sindicato y otros lo ven como algo que no les pertenece. Ante esta realidad muchos dirigentes para conseguir asociados han vuelto su organización en una administradora de convenios comerciales. Lo que les consume tiempo y recursos, restándolos en la participación en instancias que les permitan ser escuchados.

Pese a esta realidad presente, el sindicalismo chileno en el pasado tuvo gran éxito y logro la unidad. Siendo responsable de gran parte de los derechos laborales y sociales que gozamos hoy en día. Pero esta historia es desconocida por muchos trabajadores y poca difusión tiene dentro del mundo académico y sindical. Lo que crea un desvinculamiento de las organizaciones sindicales con su historia.

Es claro que para hacer los cambios que nos favorezcan, necesitamos de la unidad de los trabajadores. Y para lograr aquello necesitamos aprender de nuestra historia y relacionarnos con la visión que tenían los fundadores del sindicalismo chileno. Una visión sin egoísmos que prepondría el bienestar de las personas sobre el interés de unos pocos. Una visión protagónica que permitirá el progreso reciproco y la justica social que hoy tanta falta nos hace.