Muchas
esperanzas traen los posibles nuevos aires vaticanos, toda nuestra opinología
criolla, centralista, verticalista y unitaria fija su mirada en lo que desde allá venga dirigido,
no solo a nosotros, sino a la iglesia universal.
Como en nuestra idiosincrasia, está el esperar a que el poder nos dicte todo, nos regule bien o mal todo, y desde el accionar presidencialista nos lleguen las directrices salvadoras, esperamos lo mismos del nuevo Papa y no nos preguntamos sobre que pueda o no hacer nuestra iglesia local.
Como en nuestra idiosincrasia, está el esperar a que el poder nos dicte todo, nos regule bien o mal todo, y desde el accionar presidencialista nos lleguen las directrices salvadoras, esperamos lo mismos del nuevo Papa y no nos preguntamos sobre que pueda o no hacer nuestra iglesia local.
El catolicismo chileno, como todo el mundo católico no está exento de
la crisis de identidad y de compromiso de gran parte de nuestra iglesia, donde muchos
de nuestros pastores se han olvidado de la directrices del CELAM , y
sus Conferencias latinoamericanas, que han marcado su acento en
la Opción Preferencial por los Pobres, tanto en Medellín, como Puebla
Aparecida, siendo en esta ultima el actual Papa Francisco uno de los redactores
del documento final, que según algunos entendidos fuera corregido en
Roma.
Pero en nuestro medio, tendremos cambios pastorales , que se
enfoquen en re-encantar a la feligresía, que asistimos a cuanta
ceremonia nos impone una fe tradicional y solo sacramental y luego asistimos a
la iglesia, incluido quien escribe, tarde, mal o nunca, muchos por desencanto.
En este nuevo encantamiento se le abrirán las puertas a
Machuca para que regrese a clases, o los colegios privados católicos
que salvo raras excepciones, seguirán enfocados en
la educación de cierta élite de clases acomodadas.
Veremos una relación del clero, más cercana al pueblo de
Dios, en la búsqueda de la oveja descarriada o seguirán el
ostracismo del templo, donde en muchas partes hay
que confesarse primero con la secretaria del cura
y después con este.
El tiempo dirá que cambios estamos tan dispuestos a asumir
en esta nueva era pastoral del Papa Francisco, el que en honor al santo
de Asís eligió su nombre, un santo peregrino, evangelizador de
la pobreza y de la paz, algo que no hace mucha falta en nuestro medio para
volvernos a encantar en la fe.
Por
Enrique Edis Jara Rivera.